El recorrido de un harem puede dividirse en dos partes bien diferenciadas, el cuerpo de la serie y su final. Si el primero de los dos es decente, dicho anime ya ha triunfado; dejando de lado los cabreos por decisiones finales más que cuestionables, cosa que he vivido personalmente una infinidad de veces, no sería justo despotricar del conjunto por un desenlace mejorable. Por tanto, Ladies versus Butlers ya se había ganado un aprobado en mi libro antes de estos dos últimos episodios, donde de repente se han dado cuenta de que tenían un argumento que finalizar. No se ha movido en ningún momento de la fórmula clásica, llegando a extremos de previsibilidad un poco ridículos, pero este guión típico ha sido desarrollado a la perfección. No os perderéis nada si no la veis, pero tampoco lo haréis si le echáis un vistazo. En un panorama de anime bazofia, quizás algo puramente neutro e inocuo como esto no esté tan mal al fin y al cabo.
Hino Akiharu entra a una escuela para criados y señoritas, donde se encuentra con una pérfida amiga de la infancia y una tsundere muy orgullosa. Fin del argumento, inicio del harem. El chico con pintas de gamberro pero buen corazón en una mansión repleta de jovencillas ricas y maids, atrapado en la lucha entre una osananajimi peligrosa y una oujou-sama con taladros por cabellera. Afortunadamente los personajes son suficientemente interesantes como para que estas situaciones no se hagan pesadas, así que 12 capítulos se han hecho muy llevaderos. Una vez más, no obstante, los personajes secundarios siguen estando a un nivel bastante superior al de los protagonistas; esta vez me toca destacar a una directora enganchada a los eroges, los cuales acostumbra a jugar junto a una princesa que se disfraza de Mahou Shoujo y ha venido a Japón simplemente para ver anime en directo.
Como os podéis imaginar, LadiBato explora todo fetiche posible, pasando desde los más típicos a una chica que se despelota en dos de cada tres frames o una princesa que se pasea en burka. Esperemos que no le declaren la yihad a Japón por esta última. Dentro de esta galería de atractivos destaca el repertorio de voces, uno de los mejores que he tenido el placer de escuchar. Hay grandes nombres implicados, como el dueto protagonista formado por Nakahara Mai y Kawasumi Ayako o secundarios de lujo como KugiRie, Tomatsu Haruka, Hanazawa Kana, Gotou Yuko y Ise Mariya; todas estas figuras hacen un papel excepcional, regalándonos un doblaje que le viene como anillo al dedo a todos los personajes. Es realmente el trabajo dedicado en este aspecto, hasta el punto que es algo notorio hasta para aquellos que no se fijan para nada en las voces.
No obstante, la serie tiene un problema; la adaptación de una novelas ligeras aún por finalizar implicaba la imposibilidad de un final resolutivo, pero esto no se ha sabido gestionar para nada. Alternativas mejores las había de miles formas, ya sea simplemente dejándolo completamente abierto, lo que nos habría ahorrado la pantomima final, o inventándose un cierre exclusivo para el anime. Todos sabemos que los estudios de animación no tienen ningún reparo en inventarse un final, y teniendo en cuenta que la posibilidad de una segunda temporada es baja no acabo de entender la puerta entreabierta que han dejado.
En definitiva, algo ligero y para nada indigesto. Se recomienda para aquellos que tengan apetito de harems y no sean alérgicos a los postresde fábrica.
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