Pese a no tener intención de empezar a ver Hidamari Sketch x ☆☆☆, porque como ya dije prefiero esperar a que SHAFT se ponga las pilas y redibuje media serie en los DVDs, la emisión de la tercera temporada me ha recordado que tenía algunos especiales de la segunda en mi lista de espera. Una vez al día con todo, es hora de dedicarle una breve reseña a uno de los reyes del Slice of Life.
Hidamari no tiene, ni pretende tener en ningún momento, una linea argumental que avance. Es un slice of life puro, una simple crónica del día a día de cuatro estudiantes de bachillerato. Éstas viven en unos apartamentos delante del instituto donde cursan sus estudios artísticos; sus personalidad son polos opuestos pero eso las ayuda a complementarse en los quehaceres domésticos y escolares. El foco se centra en ellas, pero algunos secundarios ejercen magistralmente la tarea de unir los distintos gags y darle más frescura al anime. Por lo tanto, es muy probable que acabéis enamorados de la profesora exhibicionista, el director peculiar o la compañera de clase tsundere. Mucho más no se puede decir, excepto que probablemente es la serie donde he visto más veces a los personajes comiendo. De hecho, de vez en cuando había escenas donde no estaban comiendo!
El anime es prácticamente un calco del manga, así que no temáis a la hora de escoger medio. Por una vez, SHAFT se ha portado bien y ha sido absolutamente fiel al material original. La animación es sencilla pero sin ningún fallo, siempre y cuando veáis las versiones corregidas de los DVDs, y esta repleta de texto en pantalla y distintos juegos con el coloreado y los angulos tal y como le gusta al estudio (y especialmente a Akiyuki Shinbo). Como curiosidad, el primer capítulo de la segunda temporada es posiblemente uno de los episodios de anime mejor animados de la historia; ¿le sobraría presupuesto a Shinbo y no sabría que hacer con él? Los demás aspectos técnicos son impecables, con una banda sonora que encaja perfectamente con el ambiente relajado de la serie y un reparto de voces impecable. ¿Cómo puede ir mal una serie con Goto Yuko como seiyuu del mejor personaje? ¿Y si además Kana Asumi se mete en el papel del moe personificado?
Y para acabar, mi opening favorito de la serie, el de la segunda temporada.
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